"Este no es un trabalenguas. Son los nombres de dos personas que no podrían ser más diferentes ni tener menos en común. Pero a las dos les han sucedido cosas que iluminan aspectos tan trágicos como esperanzadores del mundo en el que vivimos a comienzos del siglo XXI. Malala Yousafzai, pakistaní, tiene 14 años. Hace un mes, cuando volvía a casa en el autobús escolar, recibió un disparo que le atravesó la cabeza, el cuello y se le alojó en el hombro. Sobrevivió milagrosamente y ahora se recupera en un hospital en el Reino Unido. ¿Su pecado? El activismo en favor de la educación de las niñas. Ehsanullah Ehsan, portavoz de los talibanes paquistanies, al atribuir a su grupo la responsabilidad del ataque explicó que Malala, "es el símbolo de los infieles y la obscenidad", y aclaró que, en caso de sobrevivir, volverían a tratar de matarla. Y también a su padre, Ziaudinn, a quien responsabilizan por haberle lavado el cerebro. La primera evidencia de tal lavado de cere...